Un absceso dental es una enfermedad dental que se caracteriza por una bolsa llena de pus que se desarrolla en o alrededor de un diente y causa dolor y molestias. Esta afección puede causar hinchazón, dolor, fiebre y un sabor desagradable después de comer. Las causas más frecuentes de esta infección bacteriana son las caries dentales no tratadas, las enfermedades de las encías y los daños en los dientes. Las buenas prácticas de higiene bucal, los exámenes dentales rutinarios y la obtención de tratamiento dental de urgencia si aparece algún síntoma son ejemplos de algunas medidas preventivas que puede tomar. En este artículo analizaremos qué es un absceso dental, sus causas, tratamientos, efectos secundarios y medidas preventivas.
¿Qué es un absceso dental?
Como hemos dicho antes, el absceso dental es una infección bacteriana que causa una bolsa de pus debajo de la raíz del diente. Esto puede venir como resultado de diferentes problemas dentales tales como; caries no tratadas, trabajo dental fallido, o una lesión, y se desarrolla junto a la raíz del diente en las encías. Un absceso dental causa molestias y dolor en la boca, los oídos y la zona del cuello.
Si empiezas a notar algún síntoma de esta infección bacteriana, debes acudir inmediatamente al dentista, ya que se considera una urgencia dental. La infección debe drenarse mediante un tratamiento de conducto o una extracción dental. Mientras esperas tu cita con el dentista, existen varios remedios que pueden ayudarte a reducir el dolor y las molestias.
Tipos de abscesos dentales
Existen 3 tipos diferentes de absceso dental:
- Absceso periodontal
- Absceso periapical
- Absceso periodontal-endodóntico combinado
Síntomas
El primer y más común indicador de un absceso dental es la presencia de dolor y molestias en la zona del diente afectado. Este dolor se ha descrito como una sensación persistente y punzante que parece surgir de repente e intensificarse a medida que pasa el tiempo. Un absceso dental puede permanecer asintomático durante mucho tiempo, incluso durante años, antes de provocar un dolor de muelas. El dolor punzante que se experimenta tanto en los dientes como en las encías puede extenderse y afectar a zonas adyacentes como el cuello, la oreja o la mandíbula, haciéndose cada vez más insoportable. Estas molestias pueden afectar a actividades normales como masticar o comer.
La inflamación de la mandíbula superior o inferior puede hacerse evidente cuando la enfermedad empeora y hace crecer los ganglios linfáticos de la zona. Además, las personas pueden experimentar dolores de cabeza frecuentes, náuseas, fiebre, mal aliento y un regusto desagradable al comer. También pueden volverse sensibles a las comidas y bebidas frías y calientes.
Causas y factores de riesgo
Los abscesos dentales están causados principalmente por caries no tratadas, caries dental, lesiones en el diente o trabajos dentales fallidos. Eres más propenso a desarrollar caries si:
- Consumir una dieta rica en azúcar y carbohidratos
- Mala higiene dental
- Aliento bucal
- Fumar o consumir drogas
- Utilizar productos de higiene dental antibacterianos que alteran el microbioma oral.
- Falta de vitamina K2 y D3
- Daños en los dientes o la mandíbula
Si descuidas tu salud dental, pueden formarse caries, y una caries no tratada puede dañar la pulpa, que es el centro del diente, donde se encuentran los vasos sanguíneos y los nervios. Cuando las bacterias entran en esta zona causan inflamación, hinchazón y pus. Cuando esto ocurre el daño puede ser revertido pero cuando es causado por un trabajo dental fallido, el daño está hecho y no se puede recuperar el diente.
Cuando la presión empiece a acumularse, empezarás a sentir un dolor agudo en la mandíbula. En este punto, el absceso se ha formado y debe ser drenado por un profesional, antes de causar más daño. Tras el drenaje, el dolor desaparecerá, pero eso no significa que lo haga la infección. Es más, deberá ser tratada en las visitas adicionales que le fije el dentista.
Tratamientos
Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, su dentista le recetará primero un analgésico para reducir la infección y, a continuación, tendrá que realizar una endodoncia o una extracción dental para tratar el absceso dental y aliviar el dolor. Más adelante, será necesario un procedimiento de implante dental para tratar este problema.
El absceso dental no desaparecerá por sí solo una vez que se haya desarrollado. Puede romperse por sí solo, lo que aliviará el dolor y le hará pensar que el problema ha desaparecido, pero esto no es cierto. Además, echemos un vistazo a los posibles tratamientos que su dentista puede utilizar para tratar los abscesos dentales.
Antibióticos
El dolor provocado por un absceso dental suele tratarse con antibióticos, que sirven para aliviar la hinchazón y la inflamación. En la actualidad, los antibióticos se utilizan con menos frecuencia debido al aumento de la resistencia a los antibióticos provocado por su uso indebido en años anteriores. En consecuencia, los médicos pueden decidir posponer la administración de antibióticos hasta que puedan determinar el diagnóstico de la infección. Es importante entender que los antibióticos no tratan los abscesos dentales, sino que alivian el dolor y actúan como una tirita hasta que se pueda llevar a cabo un procedimiento más eficaz, como una extracción o una endodoncia.
Medicamentos analgésicos
Como ya hemos dicho, los analgésicos y los antibióticos sólo se recetan para proporcionar un alivio temporal antes de una endodoncia o una extracción dental. Los analgésicos más eficaces para el dolor dental son los antiinflamatorios no esteroideos y el paracetamol, que también se utilizan para tratar los abscesos dentales. Los medicamentos más recetados por los dentistas para aliviar el dolor y las molestias son:
- Ibuprofeno (Advil)
- Naproxeno (Aleve)
- Celecoxib (Celebrex)
- Aspirina (Motrin)
Endodoncia
El método más común para tratar una infección que se ha convertido en un absceso dental es una endodoncia. El absceso dental sólo se desarrolla cuando la pulpa del diente está muerta y no se puede extraer. La mayoría de los dentistas intentarán salvar la estructura dental restante con una endodoncia antes de tratar el absceso dental. Cuando se trata un absceso dental, normalmente se elige como primera opción el tratamiento endodóntico.
Cuando un dentista se plantea realizar una endodoncia a un paciente, evalúa cuidadosamente varios indicadores clave de éxito. Estos indicadores ayudan a garantizar que el procedimiento es seguro y probablemente eficaz. Algunos de los factores que tienen en cuenta son:
- Canales dentales manejables: El dentista evalúa si los conductos dentro del diente se pueden trabajar eficazmente. Los conductos complicados o con formas inusuales pueden aumentar el riesgo de reinfección y pueden influir en la decisión de proceder a una endodoncia.
- Calcificación: La ausencia de conductos calcificados es un indicador positivo, ya que la calcificación puede dificultar el acceso y el tratamiento de la zona infectada dentro del diente.
- Probabilidad de éxito: Los dentistas evalúan la probabilidad general de éxito de la intervención, teniendo en cuenta factores como el alcance de la infección y el estado de la estructura del diente.
- Imágenes avanzadas: La tomografía computarizada de haz cónico (CBCT) se utiliza a menudo para proporcionar una imagen muy precisa y detallada de la anatomía de la raíz del diente. Estas imágenes avanzadas ayudan al dentista a planificar y ejecutar con precisión la endodoncia.
Es importante tener en cuenta que, tras una endodoncia, es habitual proteger el diente de posibles roturas colocando una corona dental. La corona ayuda a reforzar la estructura del diente y evitar cualquier daño que pudiera producirse debido a que el diente se vuelve más frágil tras la extracción de su pulpa. Este paso final del proceso de endodoncia garantiza la estabilidad y funcionalidad a largo plazo del diente tratado. Los pacientes deben hablar de su caso concreto con su dentista para comprender la necesidad de una corona dental y el éxito general del tratamiento de conductos.
Ventajas:
Una corona dental es esencial para mantener la fuerza fundacional de un diente y garantizar que la masticación y el crecimiento ortodóncico no se vean afectados. Este método no invasivo es una alternativa viable a procedimientos más extremos como la extracción dental. La extracción de un diente se considera más cara e invasiva que la endodoncia. Otra ventaja de la endodoncia es la prevención de la pérdida ósea. En conclusión, elegir una corona dental y un implante puede ser la mejor opción para preservar la salud bucodental.
Riesgos:
La endodoncia, aunque suele ser eficaz para tratar problemas dentales, conlleva ciertas consideraciones. Un posible riesgo que debe tenerse en cuenta es la falta de limpieza adecuada, que puede dejar bacterias. Esto puede conducir a un mayor desarrollo de la infección.
También debe tener en cuenta el riesgo de fractura dental tras una endodoncia, ya que la estructura del diente puede volverse más frágil. Además, el desarrollo de una nueva infección puede tener efectos crónicos y dar lugar a una infección sistémica.
Además, el éxito de una endodoncia depende en gran medida de su correcta ejecución. Errores como rellenar demasiado o demasiado poco la zona afectada pueden fracasar y requerir procedimientos adicionales como una segunda endodoncia o incluso la extracción del diente. Por lo tanto, es crucial sopesar estos factores y consultar con un dentista para tomar decisiones informadas sobre los tratamientos de conductos radiculares, teniendo en cuenta todos los riesgos y resultados potenciales.